LA PROEZA DE VIVIR

LA PROEZA DE VIVIR
Mira siempre con los ojos del niño que fuiste

sábado, 6 de diciembre de 2014



UNO NO ELIGE LO QUE NACE


Uno no elige lo que nace
pero sí se pregunta   porqué  nací  esto
o lo otro
Porque nací en Etiopia
O en Afganistán
O en Costa de Marfil y no en Australia
Porqué no nací en la China   de no más  niñas
O en un barrio  pacifico  de la Costa Oeste  y no en Aluche
O en el Parque del Retiro

Uno sí se pregunta porqué todo es
tan difícil         para unos         y tan arriesgado para otros
Uno sí se pregunta 
y si yo hubiera sido otro
Hubiera nacido otro
Y otro mi padre    y otra mi madre
Y hubieran sido otros los espejos…

Uno
cuando nace
no sabe
No sabe porqué es mejor ser hijo o hija
Ni porqué es distinto el color de todos sus trajes
No sabe    ni entiende     porqué tanta locura     durante tantos siglos
para inventarse abismos entre uno y otra
como si      nada       hubiéramos aprendido
del verdadero enigma    de la vida

Yo he mirado muchas veces
mis ojos
en un espejo
y he sentido el vértigo de una niña que no entiende
He sentido casi por instinto
miedo de su transparencia femenina
Y he mirado muchas veces   después    mi vida en un espejo
y he visto cicatrices que dolían como si hubiesen sido también mías
y que de tanto no entenderlas 
han marcado mi carne de mujer y me han hecho suyas
Han marcado mi alma de mujer niña   que no entiende
Han marcado mi alma de mujer amante   que no entiende
Han marcado mi alma de mujer madre que no entiende
que no sabe ser otro
que no puede ser otro
que no quiere ser otro
ni aunque por alguna milagro de la naturaleza no compartido
me dejaran elegir qué nacer

en otra vida.


miércoles, 9 de enero de 2013

Se ha quedado el ciprés con un verde muy triste





Se ha quedado el ciprés con un verde muy triste
Sopla el viento y su danza se engancha en la garganta como un nudo negro
La tierra ya no gime su dolor
Está cansada de girarse a sí misma añil en la mañana fría y anónima
Se detiene hasta su sombra: Ya no canta
Ni silba
Se yergue vencido en un silencio nuevo
que no quema
Sin lágrimas, el ciprés despide las cosas cotidianas que nunca más serán
bello, ligero, impenetrable
Yo lo miro y no sé aún cuánto dolor retienen sus hojas puntiagudas
ni cuántas preguntas se enredaron en su copa larga
En su belleza imperturbable
mi corazón reposa confortado
aunque mis ojos no cesen de llorarle amor eterno.

Se ha quedado el ciprés con un verde muy triste
y no hay árbol hermano que pueda consolarle
La voracidad de la vida con su boca grande
se tragó el camino para hacerlo otro
y no nos queda más que seguir andando
con la memoria empañada
el paso prestado
y la certeza  amarga de que el tiempo siempre
devuelve la luz a los colores.



PARA MI PADRE, ARISTARCO DE LA CRUZ, IN MEMORIAM 


(28 de diciembre de 2012)

martes, 14 de febrero de 2012

Haz de mi lo que te plazca



Haz de mi lo que te plazca 
-lo haces siempre- 
sin fingir que te importa

Me he quedado prendida en la promesa de un sueño que nunca tuvo trazas de ser y no concibe su mañana

Libérame de la ilusión
Golpea mis entrañas con esa furia que contienes por no herirme
Avasállame, no importa Ya estoy muerta
No te prives por temor a la sal en mis ojos

Nadie me va a ver 
No me conocen
Si insinúan que hay exceso de dolor 
les gritaré con la voz rota: ¡ FALSO! 
Y me creerán

Ellos no entienden 
Ellos agacharán la cabeza recordándose a sí mismos 
y se cerrarán hasta hacerse otra evidencia

No me perdones. Condéname a esta desazón ciega de una vez por todas
No ves que no hay conciencia de lo que debe ser
No ves que da pereza colocarse en otro sitio
Niégame tres veces también tú
Arrásame
que no quiero seguir sintiendo los latidos de esta realidad enferma que me mata

Me mentiste, no una vez, mil veces
Acaba de una vez lo que empezaste cuando rozaste sin alma mis labios

Devórame la vida de una vez:

Sin ti 

ya 

no la quiero


domingo, 12 de febrero de 2012

No me suelen gustar las tardes del domingo ni esa cadencia nostálgica que me invade según va acercándose su término. Supongo que hasta en las rutinas menos rutinarias hay colores que no nos son gratos y que entremezclados nos hacen la vida un poco más átona. Quizá, además, no haya elegido buen día para pasarme por aquí después de tantos meses de ausencia, pero los espejos son casi siempre quienes mejor nos suelen decir adónde vamos, y más deprisa.
No están siendo tiempos dulces. Ni fáciles.  Vivir está resultando ser más que una aventura una proeza. Y encima se amontonan noticias que nunca debieron ser y menos así. Guerras innenarrables, catástrofes naturales, negligencias humanas por pura codicia, abusos de poder incalificables, epidemias... Hemos estrenado siglo, pero ¿iremos perdiendo el poco sentido común que nos quedaba?
Ayer ha muerto la cantante y actriz Whitney Houston a los 48 años. Lo tuvo todo, belleza, talento, amor, dinero, fama. ¿Todo?
Muchas veces me he preguntado, hoy también, si merece la pena vivirnos sin un ritmo que nos permita vivirnos. Desaforados corremos hacia ninguna parte, o dejamos que la vida nos arrastre, incapaces de reflexionar y enfrentarnos con el coraje suficiente a nosotros mismos, y nuestras circunstancias. Corren tiempos asperos. Nos hemos vuelto cobardes y cómodos. No queremos esfuerzos. No queremos sacrificios. Ni problemas. Ni dolores. Medimos en el ojo ajeno el triunfo en nuestra vida y así, al menos a mí, no me salen las cuentas. Sabemos reprogramar un ibook pero no sabemos cómo explicarle a nuestr@ hij@ que no tiene porque tener una blakberry porque tod@s sus amig@s lo tengan.
No son tiempos dulces. La soledad se hace más densa  las tardes del domingo. Mientras reflexiono sobre cómo conseguir que este cansancio metafísico no lo tiña todo, la música de Whitney me acompaña. Soy afortunada de haberla conocido. Ella no supo de mí, pero millones de personas la echaremos en falta. Quizá si ella hubiese pensado que su música nos unía a su esencia, también ella se hubiese sentido menos sóla. Las personas somos complicadas y frágiles, pero el arte perdura incluso más allá del anonimato...

domingo, 19 de junio de 2011


















Tropiézame
El destino es mudo
en la memoria del mar
En su orilla se me ha quedado clavada la pupila
Tropiézame
Hacia donde tú quieras
haré historia
Cambiaré niebla, religión, conocimiento
Tu sangre teñirá mi voz y mi palabra
El mundo inundado
se levantará en ofrenda
de amor a tu amor único
Dios te dio el color que mi beso ansía
La pincelada que me ancla
La pasión que me pierde
Tropiézame hasta hacerme tuya
y clávame en ti
por los siglos de los siglos


jueves, 13 de enero de 2011

A veces os miro despacio


















A veces os miro despacio
casi
con miedo
Casi con el mismo miedo cansado y delirante
con el que vago
por un mundo superfluo
que no pienso
hacer
mío

Bastardos de océano y horizontes,
hijos de nadie,
¿qué sabéis vosotros que no lleve diezmos?
¿qué sabéis vosotros
de este torbellino que conmueve la vida
más allá de vuestros cuerpos herméticos?

Azul y extendida
voy
poniendo en mis huellas casi inhumanas
un suspiro envejecido
y triste
sin poder hacer que mis palabras os suenen
como debieran

Los que habéis vivido por encima de mí
imploráis que viva dócilmente
esta vida muerta y sin fe
¡Miradme!
No he vendido mi cadáver en esta parte del cosmos
para que empapéis mi esponja con vinagre
Mi sed no es de ésas
ni mi corazón puede trocarla en miel
como si un mundo que escupe titubeos mereciera mil perdones

Ya no soy crédula
ni me dejo seducir con ojos
ciegos
No me vendáis una túnica falsa
para cubrir mi indecente desnudez
Doliente
Errática
¡Miradme!
Miradme bien y decidme
dónde veis en mí
pantanos,
dónde veis sueños pasajeros

Empezaré de nuevo cruzando la frontera que nos hace distintos
a la nada
No puedo renunciarme. No pienso
No voy a seguir el camino reiniciado
fingiendo una voz que me avergüence
Si he de quedarme huérfana, deshermanada por repudiar unos días fatuos y sin ser
que así sea
Herida estoy por un vasto mar sin numen
Libre y fulminada en la verdadera esencia de un amor que me estaciona
y me amartilla
Voy a vivir en otra edad
el destino de otro tiempo
Solo necesito de unos ojos
para que mi éxodo no suene a rendición
No me vais a quitar, pues, una carcoma
que no tengo

Llamadlo dulce despertar
Llamadlo incendio
Llamadlo como queráis o mirar a otro lado

Voy limpia de vuestras paradojas nuestras
Si me negocio todavía
es porque hay esperanza para mi
Con mi sangre en tiniebla
seguiré floreciendo
La tarde tiene esas cosas
La tarde no
La vida

viernes, 16 de julio de 2010

MUJER TENÍAS QUE SER

















Desde este rinconcito,
                                que se me ha quedado pequeño,
os quiero escribir mi carta
                             con mucho amor,
     el que tengo
                               y el que pongo
                                                 en cada cosa que hago:
¡Soy mujer y a mucha honra!
Y aunque a veces me arrepienta de serlo tanto
no he perdido nunca
                                      ni la memoria
                                      ni el sueño
                                                               por lo que pudo ser.

                 Ya no leo ni a Lorca ni a Garcilarso.
                  Los desengaños me han hecho ser
                  más valiente y menos puntual.
                  Ahora escucho a Melendi y a Jarabe de Palo,
y algunas tardes,
                  cuando estoy tan cansada
                                                    que apenas si vivo en mí,
                       León Felipe es mi único espejismo.

Soy mujer
y no pierdo el sentido ni el conocimiento
de lo que me espera.
Mujer polivalente. Mujer rotunda.
Me vendo por un precio razonable al mejor amor,
             pero no me agotéis
                                        con demasiadas estupideces
                     que a partir de los cuarenta
                                         si hay que ir
                                              se va
               pero ya no se inquieta una si es innecesario.

                      Ya no sé si odio o amo a Gala
porque ya no me hacen sombra sus hembras poderosas.
       Porque ya no me hace falta
                                 ni que me midan,
                                 ni que me tallen,
                                 ni que me den de comer.
        Porque tendríais que verme ser.
Verme por un agujerito como yo me veo
cuando nadie me mira ni me reconoce,
completamente anónima,
invadiendo la calle con mis bolsas y mi esencia,
ajena a los desplantes de los que no saben nada,
combativa para ser mejor persona,
y orgullosa, orgullosa siempre
cuando oigo que me gritan:
                               ¡Mujer tenías que ser!

jueves, 10 de junio de 2010

HUBO UNA VEZ UNA NIÑA

Hubo una vez una niña
con los ojos transparentes,
una pequeña Isabel que contemplaba el mundo
como quien tiene tiempo
y  quiere saber
dónde está y cuánto vale
Una Isabel que tenía otro nombre que llevarse a la cama
y una familia que era toda su vida
           Y se levantaba cantando
       Y se lavaba cantando
   Y estudiaba cantando hasta los deberes
Una pequeña Isabel
      que enseñaba cantando a sus hermanos
a volver del Retiro
                          más puntuales
Una cándida Isabel
que comía con la boca tan llena de canciones
que se olvidaba hasta de dormir
Una Isabel arrapieza que aprendió a escribir lo que su mente canturreaba
sin mucho esfuerzo
mientras daba forma y color a las canciones que sus ojos preferían
casi cantando
Pero como cantar no era lo suyo
se murió su abuela de repente
Y su padre destrozado empezó a decirle con voz de padre:
¡No pierdas tu tiempo cantando
                               y pinta!
Y pasaron muchos días oscuros y bárbaros
pero no consiguió hacerle sentir ni mejor padre ni mejor hijo
¿Intentarás no tirar tu tiempo pintarrajeando
cuando lo tuyo siempre han sido las palabras?
añadía invariablemente padre,
con la solemnidad de los sueños agostados y un presente sin perdices
Y la niña Isabel 
que siempre fue muy alta
pensó que Dios tenía que ser otra cosa
Y dejo de ofrecerle su obediencia
Y empezó a guardarse tan adentro sus huellas y sus molinos 
que se llenó de versos y de lluvia
Y aprendió a cantar bajito envuelta en llamas
como un náufrago que viene a arder en otro incendio
Y pintaba
a escondidas
jardines llenos de flores
Y como la noche era
           tan solo para los lobos
                 escribía a oscuras con una inspiración insólita
                       Sin molestar a nadie
Y recorría las calles con sus ojos vírgenes
buscando una explicación que no doliera
Y empezó a dejar
cantando
que se amontonaran los días y sus noches
sin mucha esperanza
Y cuando sus hermanos dejaron de ser hermanos para ser problemas
y su padre 
empezó a correr por la casa con un hacha detrás de Carlos
  se convirtió en padre y en memoria
Y cuando su madre no pudo más
                            -sin rechistar-
         se mudó en madre
Y cantaba en el tren hacia Derecho
con un poco de escoliosis y mucha añoranza
porque necesitaba demasiado y con demasiado candor
Y pintaba con entusiasmo
los carteles de las fiestas a las que no iba
por hacerse un favor y nuevos desafíos
Y escribía mucho esforzándose menos
porque había descubierto a un precio asequible
una farola libre de perjuicios
que además de luz
portaba musas
Y repartía poemas en los pasillos
como quien comparte pasquines de chocolate
hasta que la noche no fue bastante para escribir
y sus versos 
fueron a parar a la puerta equivocada 
huyendo de un elfo que fingía ser niño
Hasta que un discípulo de Adán
con nombre de santo y los ojos llenos de encinas
 le ofreció la suerte de haberle conocido mejor a él que a otro
Y la hipnotizó muchas tardes de camino al trabajo
como una paciente araña enredaría al  insecto que quiere devorar
Y se apropió sutilmente de su virginidad incómoda
Y la condenó a no cantar con su voz de niña guardando ausencias
Y la oscureció lentamente
como si la odiase
para que no pudiera huir sin extinguirse
Y fue pasando el tiempo sin mucha solución
Sin duda los hados
andaban buscando curro en el Caribe
que allí hay mejor sol, y más caliente
Y de allí a la hecatombe
 todo fue un suspiro:
En un mismo verano se quebró su casa y su futuro
              con tanta naturalidad
que no tenía remedio
Mientras los hijos perdían la memoria y la noción del tiempo
en una moda que se disfrazaba de bálsamo
el padre se desbocó en un dolor que partía de unos genes díscolos
Isabel
que siempre fue alta y siempre será niña
presintió la pérdida una tarde de domingo
y se sintió nadie
Y escribió con una mueca de dolor el martes fatídico
una oferta de luz a cambio de la sangre de su hermano
sin mucha tristeza
que ella tenía menos ganas y brillaba menos
Pero no fue bastante
No llovía. Era el mayo hermoso de las flores
Pero la luna se volvió agria
y la muerte de Carlos le paró el despertador y la voz cantora
Como un turista desconcertado en una capital ajena
buscó unas escaleras para bajar al infierno
donde se habían dormido todos
Contó los escalones
Había que llevar la cuenta para subir
Pero sólo consiguió llegar al semisótano
con sus expadres en los brazos
Estaban tan cansados que se querían morir
en esta vida
y pidieron dejarse estar sin más anhelos
El mundo era un túnel sin estrellas donde perder un hijo no era el único llanto
Y no hubo oraciones que no aprendiera
Y no hubo sombras que no intentara romper para redimirlos
Pero no fue bastante
Y como Isabel era de un barro que no se cansa
vendió su biografía
se empeñó en mover a Aris hasta otro borde
improvisando con humildad y sin bravatas
unas huellas más dignas y con menos remordimientos
Y perdió la memoria de lo por venir
y dejó pasar los trenes
y se dijo
Nunca Nunca Nunca
Y se dio un respiro
Y empezó a bailar con una nueva música
que no salía del corazón
pero dolía menos
Y dejó de escribir y de sentirse viva
Y lo de pintar se lo legó a su hermano
Y cuando pensó que ya no había más que hacer
se encontró en la noche vestido de duende
un camaleón con los ojos verdes y el corazón cerrado
que le prometió que a él no le pasaría nada
Y lo convirtió en el padre de sus hijas
antes del 2020
Y como en todos las fábulas
fue pasando el tiempo
no a favor de todos
por igual
 La niña Isabel
en vez de crecer se fue rompiendo
Un pedazo para uno
Un pedazo para otro
Isabel no era dueña ni de su propio corazón
Y cuando se hizo insostenible
hasta seguir respirando
y no halló un puente abierto al que tirar las sombras
se  encontró un hermoso caballero de ojos azul invierno
que había cambiado su brioso corcel
por un sencillo piano
más aconsejable para cualquier espalda
            Y sin saber porqué 
ni cómo
al descubrir su dolor en sus pupilas esquivas
la dijo serenamente
no te preocupes por nada que va a cambiar tu suerte
contagiada de la mía
Y la niña Isabel
quedó temblando
herida de amor y de nostalgia
en un pliegue del viento
con los labios húmedos y abiertos
dispuesta a todo
esperando el beso de amor que siempre hay en todas las historias
incluso en las que no tienen finales felices.